martes, 31 de diciembre de 2013

2014.



No pienso reconocer un fin en este día, no lo consideraré día viejo, ni mañana hablaré de año nuevo. Y sin embargo, aunque siempre he considerado que el año empieza en septiembre, hoy es ese día en el que todos hacemos propósitos y por algo será, yo misma me incluyo. Ese día en el que para muchos está a punto de comenzar algo nuevo, y de por fin hacer borrón y cuenta nueva. Puedo aceptar mis contradicciones o pensar que en septiembre comienza mi año físico y en enero el espiritual. Qué en ambas ocasiones hay un año nuevo, un comienzo, una ruptura, una hoja en blanco. 

El 2013 ya es pasado o quizás aún es presente y lo será por mucho tiempo. Dejamos atrás un año lleno de catástrofes naturales, de trenes que descarrilan, de un mundo con dos papas, de recortes, de vuelta de tuerca y de dictadura que nos llega a fuerza de leyes de seguridad ciudadana. Un año terrible y sin embargo yo sigo creyendo en el ser humano. Un ser libre, bello, fuerte y que no se calla. Y en las mareas, y en las primaveras, en los que gritan las injusticias porque no pueden guardarlas dentro, en los que se niegan a aceptar que otro mundo no puede ser posible. 

Deseos, propósitos, todos haremos unos cuantos, la mayoría según las estadísticas no serán cumplidos. Y aún así habrá merecido la pena. A finales de diciembre nos paramos a pensar, será por el frío, a analizar, a descubrir, y a ser críticos. Sólo así surgen los verdaderos propósitos, aquellos que si serán cumplidos, aquellos que se forjan desde dentro, el renacer del fénix. 

Os dejo a cada uno con vuestras entrañas que tendrán mucho que decir en esta noche. Con vuestros sueños, con vuestros anhelos. ¡Seguid libres, bellos, fuertes y charlatanes! 






sábado, 21 de diciembre de 2013

De mamadas y países.


Sin nada nuevo bajo el sol vuelvo al pequeño reducto que es la península Ibérica y a la minúscula frontera que encierra a la mamada España. Íbamos a cambiar el mundo, y yo iba a colaborar con ello. Ahora otra vez me siento pequeña. Lo urgente no deja tiempo para lo importante, aunque lo urgente también me parezca importante. 

Vuelvo al PP, al PSOE y al rollo de siempre. Pero yo quería cambiar el mundo y ando entretenida con la parte. No, no y no ¿Qué importa si roban unos o roban otros? ¿Si lo hacen aquí o allí? 
Me siento pequeña y reducida. Todos a la cárcel o al psiquiátrico, los de aquí y los de allí. Echemos a la basura el sistema de especulación, de corrupción, de gobernantes que olvidaron gobernar. 

No es una voz, es un coro. No es una parte, es un todo podrido que se extiende que no conoce fronteras, que no se reduce a un partido ni se limita a un país. Vayamos de lo chico a lo grande, estoy de acuerdo. Comencemos con lo local y partamos sin mirar atrás hacia lo universal. Pero no caigamos en creer que la solución pasa por luchar por una mísera frontera. Que nuestro problema no salta la frontera natural de los Pirineos o del Guadiana. 

Los países no existen en este sistema más que para controlar al ganado para que sea obediente. No seamos estúpidos, no caigamos de nuevo en la trampa. Abandonemos la teta y a la mamada España. Se lo debemos a lo único que existe, a lo único que importa: el ser humano de aquí y de allí, a todos los que mamamos en biberones diferentes leches de una misma vaca loca.