martes, 9 de junio de 2009
Universidad.
El problema que yo le veo a eso de que te guste leer es que a menudo empiezas a crearte imágenes del mundo con un toque romántico. La Universidad por ejemplo.
Hace unos años creía que mi ingreso en los estudios superiores sería por fin encontrar el camino tantas veces buscado y que la elección de una carrera de estas de vocación implicaría el contacto con personas de inquietudes afines. Me imaginaba leyendo en los parques rodeada de un grupo de postbohemios o algo así. Soñaba con guitarras y corros que reproducían canciones de cantautor. Pensaba conversaciones sobre como podriamos cambiar el mundo, la sociedad, las costumbres.
Lo doloroso es que el concepto en ocasiones nada tiene que ver con la realidad y que la idea a menudo es una visión manipulada por evocaciones o esperanzas.
En la facultad se viven muchos momentos. Desde los románticos que no decepcionan hasta los mecánicos que son los más.
Sin embargo acabas acostumbrándote al hecho de que son sólo unas oposiciones, una carrera competitiva donde lo único que se persigue es obtener un título, unas notas, una calificación. Nunca un aprendizaje concreto del temario o general del mundo.
Además es también bastante doloroso entrar en debates de compañerismo, la universidad es un lugar hostil donde cada uno va a lo suyo intentando aniquilar al resto. La ley imperante es la de la selva y de eso nadie se salva. Cuando hablan de carreras no mienten, es una competición donde todo el mundo corre, a su vez recuerda a esas carreras de cuadrigas de las películas de romanos, donde el malo malísimo rompía el carro de su contrincante (el bueno buenísimo) colocando objetos punzantes en las ruedas. La universidad es eso.
Así que lo mejor es pasarlo rápido, acabar cuanto antes e ir un busca de lo humano a otra parte...que desgraciadamente tampoco es el mundo laboral...
Porque si los jóvenes no hacen nada por modificar esquemas ¿qué harán los que ya estén acomodados?
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