jueves, 10 de abril de 2014

Sintaxis del amor (romántico).



Recuerdo mis teorías adolescentes sobre el amor, mi manera de describir lo que otros llamaban amistad con momentos eróticos. El amor debía ser una oración coordinada compuesta por tanto por dos proposiciones y cuyo nexo sería "y" conjunción copulativa. Lo opuesto eran las relaciones subordinadas, donde pese a existir dos sintagmas verbales no podemos hablar de más de una oración. Es una oración simple con dos sintagmas verbales donde uno de ellos simplemente cumple una función requerida por el verbo del otro. Está opción es la que habitualmente propone el malentendido "amor romántico", basado en la férrea estructura del patriarcado social. 

Un ser humano que se considere completo, una vez que se descubre como oración subordinada de complemento directo, no puede evitar sentirse el objeto. 

¿Su verbo puede permitir eso? ¿Tras el análisis sintáctico quedará todo igual?

Se ha establecido una relación de dependencia que sólo puede solucionarse si el sintagma verbal que se corresponde con la subordinada recupera su propio sintagma nominal. Es curioso nominal es nombre y el nombre equivale a la identidad. 

Pese a las teorías de "amor" del sin ti no soy nada, hay seres que necesitan estar completos, ser una oración con sus propios sintagmas, sin ser requeridos por ningún verbo ajeno. Esos seres sólo pueden amar bajo la circunstancia de ser una sola frase que se coordina mediante "y" conjunción copulativa. 

Y así con la coordinación llega la amistad con momentos eróticos o las naranjas enteras y todo lo que, al menos bajo mi parecer, es el verdadero amor, un amor que no es necesidad sino gusto. Uno que se desarrolla por una cuestión de estilo.  

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