Escucho mucho eso de que todo está inventado, en las artes, en el pensamiento, incluso en lo tecnológico. Obviamente es algo fácilmente rebatible, pero aún así no paro de escucharlo.
A principios del siglo XX con sus coches, sus teléfonos, su luz eléctrica, su vida burguesa, su divorcio y sus democracias liberales también muchos pensaban que estaba todo inventado. Después vinieron los teléfonos móviles, los ordenadores, internet, los hippies, los queers, y otras formas de gobierno: el fascismo, los soviéticos, Mao...No siempre es a mejor pero lo que es evidente es que nunca está todo inventado.
También escucho mucho que las cosas son como son que no se pueden cambiar. Que primero fueron los estamentos y los derechos de nacimiento, después el dinero, pero siempre los de abajo estuvieron abajo y los de arriba consiguieron mantenerse arriba. Quizás la pérdida de tiempo radique en esa necesidad de vencer una guerra, esa urgencia que no nos deja tiempo para lo importante.
Aquí, entonces, no cambia nada y todo está inventado.Y sabemos que las dos cosas son falsas. La creación, el invento siempre implica cambio, no lo puede evitar es como esos conejitos del cuento de Cortazar, imposibles de dominar, ellos van a acabar desordenando el piso, es algo irremediable.
Y entonces yo me pregunto si es falso que ya todo está inventado y que las cosas no cambian... ¿por qué no probamos a crear algo nuevo, a inventar algo que no esté inventado y así hacer que las cosas cambien?
Para crecer sólo hacen falta los tres pilares que sustentan a los niños: La motivación (su energía), los estímulos (lo que ven) y la novedad (todo está por descubrir). Sólo así surge la creación, el crecimiento y el cambio. Considero que si miramos en nuestro interior y a nuestro alrededor encontraremos esos tres pilares esperando, diciéndonos: -¡Vamos a crear algo nuevo, vamos a inventar lo no inventado y con eso vamos a conseguir cambiarlo todo!