Él y ella se amaban a oscuras y con luz, a veces de noche, otras de día. Ella y ella se besaban a veces tras las cortinas, otras en las plazas. Él y él jugaban a recorrer el cuerpo del otro. Activos, siempre activos. Un día eran tres, otros dos, a veces uno sólo…Otros, otras… Ella y él, ella y ella, él y él… Ella, él…
Les habían dicho que el amor era un juego de opuestos que se enfrentan en desigualdad de condiciones pero ellos se amaban como versos libres. Aunque las voces endecasílabas censuraran que su soneto no fuese perfecto: “Porque los versos sometidos son la verdadera poesía. Y la violencia es innata.” Como los románticos, el amor cortés y todo lo que era sabido. Los amantes sin embargo, evidentemente equivocados , creían que cada canción era única, y cada verso imperfecto y completo -“¡Y qué si no hay lucha! Quizás sólo hay amantes que se gozan y disfrutan.”- repetían entre acto y acto.
Nadie entendía los viejos ritmos -que son los nuevos- las camas redondas y sin esquinas. El sexo sin putas y sin esposas… ¿Nadie? Estaban los versos libres perdidos de desamor… Pero esos estaban equivocados.
Ocurrió entonces que mientras ellos se amaban camuflados tras alguna etiqueta -de esas que los puristas imponen- 50 sombras de Grey seguía siendo éxito de ventas. Con sus putas, sus esposas y sus cadenas… Sin lugar a dudas, ellos sí que seguían equivocados, y lo viejo y lo nuevo aún compartían el mismo espacio. ¡Cómo disfrutará más de uno el día que descubra el sexo con Personas!
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