domingo, 17 de febrero de 2013

¿ Ante El fin de la II Restauración Borbónica?

La primera Restauración se enmarca habitualmente como una "Edad Media" entre la Primera y la Segunda República. En medio hubo hasta una dictadura, la de Primo de Rivera. Sin embargo, como suele ocurrir con las periodizaciones que  abarcan a períodos intermedios, tiene el problema de no resultar completamente exacta.

Viñeta satírica de la época. 
La primera Restauración se caracterizó por la presencia de la monarquía Borbónica y dos partidos en "oposición" que se turnaban en el poder. Para hacer efectivo el turnismo se hacía uso del llamado "pucherazo", que no era nada más que un fraude electoral oficializado. De este período también cabe destacar la presencia de caciques, representantes del poder económico y que habitualmente contaban con un séquito de hombres armados que se encargaban de que todo fuese según el criterio del cacique. A su vez, los caciques tenían una destacada función en época de elecciones ya que eran los encargados de que el sistema de "pucherazo" resultase efectivo. Por último cabe destacar el papel de la Iglesia, colaborador necesario para mantener este sistema. Encargados de la educación en un país con un alto número de analfabetos se ocupaban del adoctrinamiento ideológico del pueblo. Este sistema tan bien cerrado, que aunaba el poder político, económico y religioso/ideológico al más puro estilo de un sindicato vertical, comenzó a tener problemas desde su comienzo. Acentuándose a raíz de la "pérdida" de las colonias de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, de la guerra en Marruecos, pero sobretodo por los  cambios que poco a poco estaban sucediendo en la sociedad española.


Contra el sistema turnista podemos destacar el auge de una fuerza de oposición a través de partidos no dinásticos de tradición republicana o relacionados con el movimiento obrero. En cuanto al poder económico también comenzó a verse entre las cuerdas con ataques terroristas anarquistas o revueltas campesinas. Finalmente la Iglesia Católica también notó perdida de poder con la creación de escuelas laicas como las desarrolladas por Ferrer i Guardia en Barcelona o la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos. La respuesta a todos estos movimientos de oposición fue evidentemente violenta, destacando momentos como La Semana trágica en 1909 o el "pistolerismo" , auténtica guerra abierta entre obreros y empresarios, fundamentalmente en Barcelona. También destaca el "trienio bolchevique" que se desarrolló especialmente en el campo Andaluz como respuesta al sistema en un momento esperanzador tras el triunfo de la revolución Rusa en 1917.



El Rey Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera. 
Esta lucha por cambiar las cosas derivó en lo que es conocido como la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) que venía, al menos así se creyó inicialmente, a solucionar la crisis política. Esta contó con el apoyo de la monarquía de Alfonso XIII y de la Iglesia Católica. Por lo que el eje de poder se mantuvo. Finalmente la situación explotó tras la crisis económica de 1929, que el gobierno español no supo gestionar, por la unión de las fuerzas opositoras en el llamado Pacto de San Sebastián y finalmente por el creciente desapego hacia el régimen no sólo de intelectuales u opositores ideológicos sino también de parte de sus tradicionales apoyos como algunos miembros de la alta burguesía o de la Iglesia. Tras la "dictablanda", un par de gobiernos que no supieron reconducir la situación, se proclamó la Segunda República el catorce de Abril de 1931. Con ello moría el sistema de Restauración que había estado vigente en España desde 1875 y que llevaba agonizando prácticamente desde su fundación y especialmente a partir de 1890. Una agonía demasiado larga que propició el cambio progresivo de la sociedad española.

Francisco Franco con el Rey Juan Carlos I y el príncipe Felipe.

La Segunda Restauración Borbónica tiene su origen en 1948. En España tras la guerra civil (1936-1939) se impone una dictadura militar dirigida por Francisco Franco que duraría hasta 1975, tras la muerte del dictador. Los Borbones habían abandonado España en 1931 con la proclamación de la República. Sin embargo, es en 1948 cuando el dictador Franco empieza a negociar con Don Juan de Borbón, tercer hijo del rey Alfonso XIII, una posibilidad de restauración de la monarquía borbónica. Sólo había una condición: su hijo Juan Carlos debía ser educado en España por docentes afines al movimiento franquista. Y así fue. El  22 de Julio de 1969 (saltándose el orden natural  de sucesión y por tanto a Don Juan) Francisco Franco nombra a Juan Carlos I su sucesor. El 22 de Noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador, Juan Carlos I es nombrado rey. Suponiendo la vuelta de los Borbones. Una Segunda Restauración Borbónica.


La Segunda Restauración abarca desde 1975 hasta la actualidad. Se caracteriza por la presencia de la monarquía borbónica y dos partidos en "oposición" que se turnan en el poder. Para hacer posible el "turnismo" se establece una ley electoral que garantice un sistema mayoritario y a la vez de concentración provincial, lo que deja a partidos no "dinásticos" con pocas posibilidades de representación al ser minoritarios o no estar ligados a una concentración provincial.

El poder económico también tiene su hueco en este sistema. El caciquismo es empresarial o bancario  y se valen de "financiaciones anónimas" a los partidos dinásticos para conseguir sus objetivos. En ocasiones estas relaciones "comerciales" llegan a la corona. España ya no tiene el mismo nivel de analfabetismo, aunque sigue sin ser una sociedad completamente alfabetizada. La educación corre fundamentalmente a cargo del estado y de la Iglesia. Los centros educativos son mayoritariamente o bien públicos, controlados por el estado, o bien concertados, reciben financiación estatal aunque no están controlados por este, este tipo de centros son fundamentalmente religiosos. En menor proporción hay escuelas totalmente privadas. El sistema educativo de la segunda restauración es un tema recurrente de debate, en los cuarenta años aproximadamente que llevamos con este sistema ha habido trece reformas educativas. Es casi la guerra de Marruecos de este período y todos pretenden ganarla.

Resultan evidentes las analogías entre ambos períodos de restauración borbónica, quizás sea algo que vaya con esta dinastía, quizás sea algo muy "español". Lo que está claro es que ambos regímenes, análogos y duraderos sufren continuamente fuertes crisis. Quizás es porque lo "atado y bien atado" no sea compatible con un pueblo que pese a alguna fama siempre ha querido crecer. Basándonos en estos antecedentes se puede vislumbrar, si verdaderamente la historia de España fuese cíclica, un futuro un tanto agridulce.

Podríamos imaginar que este sistema caerá como cayó el anterior. Los Borbones nunca fueron buenos gobernantes y si a Alfonso XIII su apoyo a Miguel Primo de Rivera le costó la corona, a su nieto, Juan Carlos I, puede salirle caro el apoyo a la Troika, a los recortes o su sombra en casos de corrupción como el que implica a su yerno y su hija. En cuanto a los partidos "dinásticos" es evidente que hoy en día no transmiten ninguna confianza a los ciudadanos y eso tarde o temprano pasa factura.

En los últimos meses a su vez surgen voces de "regeneración", por supuesto dentro del sistema, cuya cabeza más visible es la de Rosa Díez de UPyD (Unión, Progreso y Democracia). Volviendo a las analogías, debemos recordar que como proceso de "regeneración" se vendió también la Dictadura de Primo de Rivera, cuyos principios se enmarcaban dentro de un "partido" llamado "Unión Patriótica". Este partido que "venía a salvar España" se caracterizaba por el fuerte personalismo de Don Miguel, un argumentario ideológico ambiguo, adaptado siempre a los planteamientos de su líder, un nacionalismo centralista antirregionalista y un partido definido por su líder como "político, pero apolítico". El sistema se había ido de madre y venían a arreglarlo todo. El problema de esta visión tan personal de Don Miguel es que convirtió su "regeneración" en dictadura. Es fácil cuando sólo se está centrado en seguir a un líder salvador.

Por lo tanto tenemos una situación de crisis del sistema de Restauración Borbónica, un Primo de Rivera con propuestas, y mucha gente queriendo un cambio real, no una reforma, sino una nueva forma de hacer las cosas. No sé si tendremos una Tercera República ni, en el caso de que así fuese, si esa República nos saldría mejor que la anterior. Sólo sé que conociendo la historia de este país podemos descubrir que hace mucho que en política nadie es original y que siendo conscientes de los antecedentes quizás podamos dar un nuevo rumbo a nuestra historia.

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