miércoles, 10 de abril de 2013

Emisores y receptores. ¿Problema en el canal?



¿Son actos violentos los escraches? ¿Es un acto violento una huelga? ¿Una manifestación?

Sin lugar a dudas cualquier elemento de presión basado en la coacción es un acto violento. En eso creo que todos podemos estar de acuerdo.  

La sensación de fraude de este sistema, con esto no me refiero sólo al capitalista, sino al propio y español que se desarrolló tras la transición, es muy intensa, muy evidente y sobretodo duele mucho. 

Algunos claman al cielo por el robo que supone la privatización de servicios que han sido pagados por todos durante años (sanidad, educación...) pero el expolio hace tiempo que empezó (eléctricas, telefónica, agua...) Y el enfado generalizado no es actual, no es por la "crisis", es por la suma. El vaso se derrama, ya no caben más gotas. 

A todo esto hay que añadir el otro robo, el institucional, los casos de corrupción, tampoco exclusivamente actuales, y que salpican a todas las instituciones del estado (Monarquía, partidos políticos, justicia...) En esto también el dolor no es reflejo de un momento sino efecto de la acumulación de pequeñas y grandes corrupciones durante años. 

Ahora se plantea como crítica el porqué no se actúo antes. No es cierto que no se actuara antes. Muchos llevan años defendiendo que la ley hipotecaria era una salvajada, que a los jóvenes se les estaba privando de un futuro digno, que este sistema estaba podrido y que el expolio de los bienes y servicios conseguidos con el dinero de todos durante años era algo inaceptable. ¿Eran estás reivindicaciones violentas? Yo considero que sí, al estar basadas en manifestaciones o huelgas que al fin y al cabo buscan coaccionar al poder. 

¿Qué diferencia hay entre antes y ahora?

Actualmente a todas estás taras genéticas del sistema tenemos que añadir factores novedosos. Por un lado se están desarrollando leyes que controlen la protesta, lo que evidentemente ayuda al cabreo generalizado. Por otra parte la situación está llegando a su punto más dramático, el crecimiento del daño causado por estas "políticas" hace que el modo de expresar el rechazo sea en consecuencia también mayor. No escucharon las voces de las manifestaciones, de las huelgas, de las miles de protestas que se desarrollaron durante años. Si no te entienden puede ser que no te hayas explicado, o que lo dijeras muy bajito, ahora parece que las voces suenan más fuertes. Quizás así se garantice el canal y la comunicación sea más efectiva. 

Entre las taras genéticas del sistema está no escuchar excepto cada cuatro años y con un sistema electoral que no permite movimiento. Cambiar la relación que existe entre representantes y representados en esta democracia quizás deba ser el primer paso para consolidar un sistema más justo, igualitario y valga la redundancia más democrático. El pueblo quiere hablar, hay demasiadas cosas que no le gustan, y está silenciado. Mientras se siga silenciando más fuerte gritará. Muchos seguimos creyendo en un sistema que nos represente y para eso es vital el diálogo. 

lunes, 8 de abril de 2013

14 de Abril. Cuando no quiero decir "te lo dije".



Muchos creímos siempre que democracia era sinónimo de "poder del pueblo". Y con ello nos referíamos a algo un poco más complejo que elegir entre "rojo" y "azul" (no me refiero a ideologías sino a colores) cada cuatro años. Algunos creímos que la democracia suponía un trabajo responsable de la ciudadanía que no sólo tenía capacidad para elegir a sus representantes en unas urnas, sino para juzgar su comportamiento y actuar en consecuencia. Si alguien no cumplía su función debía dejar el cargo. Nosotros debíamos exigirlo.

Algunos incluso pensábamos que esta forma de entender la democracia, en nuestra ignorancia pensamos que era la única, no era compatible con determinados ornamentos como el hecho de mantener a una familia real. Al fin y al cabo suponía romper con demasiados principios: no habría igualdad ante la ley y sobretodo no se podría elegir ni por supuesto castigar en caso de no cumplir con sus funciones. 

Ahora podría decir a muchos un "te lo dije"... Y aún así no siento euforia. Los hechos confirman que este sistema que otorga un poder sin control, sin responsabilidad legal y sin principio de igualdad en derechos y deberes para una sola familia nos ha traído demasiados problemas. Y ahora es difícil solucionarlo. No van a dimitir, está gente es más de abdicar, y si abdica qué... ¿debemos confiar en el hijo de quién nos ha traicionado? ¿por qué? Y aún así... ¿Habríamos decidido algo? ¿Se puede considerar poder del pueblo? ¿Se puede hablar de democracia? 

En pocos días celebramos el 14 de Abril, para muchos una fecha simbólica, ya que es el aniversario de la proclamación de la Segunda República Española en 1931. A su vez también se cumple el primer año trágico de Juan Carlos de Borbón, ironías de la vida fue el 14 de Abril del año pasado cuando tuvo aquel percance cazando elefantes y que abrió la veda. Un año después su yerno y su hija están imputados por corrupción, su amante ha salido en portadas dejando titulares tan impactantes como supuestas colaboraciones en servicios secretos para el gobierno español, a su vez se destapó que vivía junto con su hija en un palacio, el del Pardo (favorito del dictador Francisco Franco, otra ironía) que es propiedad del Estado Español, salieron a la luz unos milloncitos que escondía en Suiza y que heredó de su padre... Un año horrible para Juan Carlos. Un año bueno para ir quitando vendas. 

Y aún así seguimos con el mismo problema. ¿Qué más da si es campechano o un auténtico sin vergüenza si haga lo que haga no tenemos poder para decidir que hacer con él? 

Soy republicana y siempre lo he sido. Considero que una monarquía no es compatible con una democracia, porque para mí una democracia es algo más que votar cada cuatro años, es responsabilidad y decisión, es elegir a nuestros representantes y es poder expulsarlos si no lo hacen bien. En ese sentido que me importa si Juan Carlos es pillado en estos despropósitos, y los que quedarán, o si es un señor ejemplar. Me da igual, seguiría siendo republicana. Y lo seguiría siendo para no tener que decir en momentos como este "te lo dije", porque en el fondo me avergüenzo menos de las actitudes y actividades de esta familia, que de nuestra falta de responsabilidad al permitir un poder sin control.