viernes, 31 de julio de 2009

Ladrillo visto.


Vivimos en él mundo, sería mejor la luna, pero llegamos tarde los selenitas ya la habían ocupado…en Marte los marcianos…y así fue como nos tuvimos que conformar con esto. Después decidimos que había demasiado verde, demasiado azul, y empezamos a vivir en lugares grises, vulgarmente conocidos como ciudades. Gris acera, bloque gris…Es la piedra que siempre nos gustó mucho. Es dura y refleja nuestra frustración al ser débiles. Posteriormente nos gustó el acero y finalmente el ladrillo visto. El proceso de horterización del mundo estaba en marcha. Siempre pensé que lo humilde tenía mucho más gusto que lo opulento. Pero se estila la opulencia…es como lo de hacerlo todo gris y quitarle los colores…cosas de los humanos. Los selenitas sin embargo lo dejaron igual, blanco polar…maravilloso.
Ahora los polos se derriten, hemos decidido que tampoco nos gusta el blanco. Nosotros queremos ladrillo visto o pinturas sintéticas que reflejan colores que no existen en la naturaleza. El cambio climático, o mejor dicho, su aceleración, es una vez más la idea de quitar belleza del mundo. Es que no nos gusta así, y eso es lo que no entienden los ecologistas. Tanto ecosistema y tanta especie rara. Nosotros queremos ciudades grises, mascarillas para soportar la contaminación y eliminar colores naturales, los sintéticos son más opulentos y horteras. Que bonito es ese humo saliendo de las fábricas a la entrada de cualquier ciudad…que maravilla conocer todas las especies del planeta…y eso lo podremos hacer cuando sólo queden tres, y claro, memorizar perro, gato y caballo, es sencillo, cualquiera puede hacerlo.
Los que luchan contra el avance del cambio climático son unos locos arcaicos, la modernidad requiere de feísmo y simplicidad. Menos especies, menos ciudades (porque algunas serán absorbidas por las aguas, ¡Quién necesita Venecia!), más mascarillas(bien para la economía), más industrias (bien para mostrar opulencia) Menos verde, menos azul…el ser humano lo quería todo gris.

sábado, 25 de julio de 2009

Los latidos.


Los días en prisión eran eternos. Sin embargo sabía que se merecía estar allí. El asesinato había sido brutal hasta para él. Matar no había resultado como imaginaba y la pena ya se concretó incluso antes de que la policía se personara en su casa.
Quería salir de allí. Le agobiaba todo. El olor, el color de las paredes, la pequeña cama y su manta, todo era horrible. Le parecía tan neutro que no llegó a considerarlo castigo sino un juicio interminable.
La libertad aparecía tras los barrotes de la celda y le amenazaba, si salía volvería a delinquir, porque la libertad era su delito.
Libertad era una palabra que le venía grande, a él que tantas veces blasfemó. La cárcel era el consuelo, pese a ello no era feliz.
Sólo sería feliz si volvía a matar. Eso le asustaba pero su corazón latía fuerte con la llegada incesante de la idea a su cabeza. El corazón se lo pedía con fuerza aunque sabía que un nuevo crimen equivaldría a una nueva cárcel.
Desde que conoció el ciclo lo temió tanto que llegó a agradarle la idea de repetir una y otra vez los mismos esquemas que siempre le conducían a error. El miedo a autodestruirse era menor que el placer que le daba caer una y otra vez en la tentación.
Lo que tienta está para eso, para caer en sus redes. El pecado para pecar. Y él para matar una y otra vez y volver a entrar en prisión.
La cárcel, su cárcel le sirve como lugar apacible a la espera de que el pecado vuelva a llamar a su puerta. ¿Seguirá esperando o aprovechará la condicional para acabar en una nueva cárcel?

lunes, 20 de julio de 2009

De nuevo, la luna.


Vaya pandilla de lunáticos...Hace cuarenta años que el hombre piso la luna, y por los especiales que se están sucediendo da la impresión de que hoy volvemos a ella.
Después de cuarenta años hay quién se lo cree y quién no, yo me mantengo en el escépticismo por si acaso...es como lo de dios y el agnosticismo...la postura más cómoda.
Sin embargo creo que ambas posturas tienen sus argumentos. Puede ser que el hombre fuera a la luna y la encontrara poco interesante...se nota que fueron yankees...si hubieran llevado al pocero ya estaría toda construida y hubieramos ido más veces...pero no, los yankees sólo la colonizaron poniéndo su bandera sobre ella. Quizás ese es el problema, nadie más puede ir a la luna porque ya está cogida.

Por otra parte hay muchas teorías que afirman que nunca llegó el hombre a la luna, argumentando miles de cosas, lo de las huellas sin aire, lo de la bandera que se mueve sin aire de nuevo, o algo de un hombre que se afeitó un bigote...Bueno puede que tengan razón o que no, sin embargo creo que si de verdad el hombre no llegó a la luna lanzar teorías conspiranoicas sólo ayuda a apoyar teorías oficiales. Un poco de seriedad por favor.

Lo único realmente bonito de todo esto es que se ha convertido en esas cosas que se comentan de ¿dónde estabas tú cuando...? cómo en mi generación pasa con las torres gemelas. Es curioso que al ser humano de hoy le siga pareciendo bello, y motivo de reunión y de rememoración algo tan romántico como el hombre pise la luna. Mucho más bello que ver como se estrellan dos aviones. No obstante, verdad o mentira, queda ahi, en el recuerdo. Todos lunáticos, viendo el resplandor blanco del satélite que nos vuelve locos.

PD. La portada del periódico parece actual...conflictos en oriente próximo y centroamérica.

lunes, 13 de julio de 2009

La tierra y la Luna.


Soy un pájaro que vuela y contempla su entorno. Miro hacia arriba y veo el cielo, y de noche la luna. Un satélite que me acompaña, que me agrada, pero se me hace lejano. Miró hacia abajo y veo la tierra. Con su belleza, su cercanía, en ella me puedo posar. No es lejana y no soy capaz de abarcarla en su plenitud. A la luna, supuestamente, llegaron una vez. No más, por motivos que desconozco. Dicen que no era especialmente interesante. Por lo que cuando la miro sé que la abarco en su plenitud. No hay más que belleza y constancia en ella. Sin embargo si estoy cansada sólo deseo la rama de un árbol donde poder posarme, donde descansar. La luna está siempre, al árbol debo buscarlo. Sin embargo pese a sentir cariño por el satélite, para mi vida, para mis necesidades sólo necesito un planeta. Una referencia más que una pertenencia. Poseo a la luna con mirarla y jamás poseeré la tierra, sin embargo ella y sólo ella marca mi eje, mi todo, mi rumbo, mi camino.

miércoles, 8 de julio de 2009

Católicos.


Si yo creyera en Dios, diría que mi dios no podría aceptar las doctrinas de esta pandilla de opresores y empresarios de la moral. En el caso, bastante probable, de que Dios no exista. Su negocio, además, sería una gran farsa.
Estoy cansada del discurso de esta iglesia que agrede al diferente, que proporciona motivos a los suicidas en su defensa de un valle de lágrimas, que decide que es mejor morir de sida que mantener relaciones sexuales seguras. Que entiende que valores del medievo son más relevantes que la necesidad de que las personas del mundo logren ser felices.
Una iglesia que se refleja en todos esos que acuden todos los domingos a comer hostias y después son incapaces de ver más allá de los muros de su edificio sagrado. De esa iglesia que atenta contra la ciencia y sigue considerando enfermos a los homosexuales, sabiendo que la diferencia genética es nimia y que por lo tanto su teoría se corresponde con las teorías de Adolf Hitler. Él también creía en seres humanos de primera y de segunda. Da igual que la marca sea la raza o la identidad sexual.
Una iglesia que sale de sus templos y consume todo lo que encuentra a su paso, una iglesia de opulencia que daña en su reflejo la miseria que condenan con hipocresía.
Una iglesia de dolor y desesperación para los diferentes, para los felices. Sólo el dolor te hace llegar a Dios...sin embargo yo en tu dios si que no creo.
Vergonzosa campaña antiaborto, porque me niego a decir, que los que rechazan el preservativo en África, pese al avance del sida, sean un grupo pro-vida. Los abusos sexuales de sus sacerdotes, en ese afán de control sexual que sólo genera enfermos mentales.
Podría hablar de cualquier otra religión institucional de nuestro mundo, sin embargo, las otras no son en las que me crié, las que intentaron adoctrinarme, en las que mis padres, sin mi consentimiento, me hicieron formar parte.

martes, 7 de julio de 2009

Ella.


Su corazón permanecía parado desde hacía unos minutos, discutir con una pareja en algunos casos es casi una costumbre, pero discutir con un amigo es siempre doloroso. Los amigos perdonan más, son más empáticos y juzgan menos. Así que su corazón sólo volvería a latir cuando pudiera sacar una sonrisa de su amigo. Sentía algo que abrasaba su interior, una angustia entre sus pechos que subía débilmente por la garganta, no le salían las palabras, no sabía que decir, no quería enfrentarse, no creía que existiesen motivos, pero su carácter a veces era incontrolable y violento. Conocía bien sus debilidades y sabía con certeza que esta vez ella no llevaba la razón, aunque todo fuese fruto de fuertes sentimientos. El debate entre la razón y los sentimientos. Viejo y aún así irreconciliable. Ella estaba acostumbrada a soportar esa lucha en su interior. Siempre intentando buscar argumentos, atender sólo a lo explicado y sin embargo, ella tan visceral, tan pasional, tan impulsiva. Se creía loca, y argumentaba su locura. Se creía cuerda ,y sentía su cordura. Jugaba con los pájaros de su cabeza mientras posaba con fuerza sus pies en la tierra. Ella terrenal y celestial, ella que amaba a un amigo amante.