jueves, 27 de noviembre de 2008

Bolonia y el tratado.

En los últimos días en el rectorado de la Universidad de Sevilla, las verjas del patio central permanecen cerradas impidiendo el acceso a la biblioteca general y el fácil movimiento entre las distintas facultades. Esto que nos venden como método de seguridad es una vez más un elemento de chantaje con el fin de provocar a los estudiantes, hasta ahora pacíficos, y poder justificar actitudes reaccionarias de la dirección.

Lo complejo del asunto radica en la mentalidad que subyace en los cambios propuestos en el convenio. Dejar a un lado el conocimiento por la utilidad, abandonar el estudio por la empresa, ceder el pensamiento a la habilidad comercial. Este es el verdadero problema de Bolonia, esta crítica que se desprende de las movilizaciones estudiantiles son las que ponen nerviosos a los rectores e indignan a los defensores, temen quizás que el movimiento "No a Bolonia" acabe siendo subversivo en el contexto cultural que pretenden crear, temen una vez más que pensemos por nosotros mismos. Esa es la clave, el cambio necesario para mejorar nuestra educación no sólo no va a llegar sino que se pretende condicionar nuestros estudios en función de intereses de particulares y crear con ello generaciones de universitarios ineptos pero útiles para su gran empresa.

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