domingo, 25 de octubre de 2009

Sol.



Era temprano y aún no terminaba de amanecer. Todos miraban al cielo con ansía pero el sol no salía ni por el este ni por el oeste. Era pronto aún para la aurora...era tarde ya para todos aquellos que estaban esperando.
Una voz gritó fuerte anunciando que en el pueblo vecino ya llegaban los rayos del sol. Todos se llenaron de esperanza...pero seguía sin salir...
Pensaron entonces que el cielo estaba nublado y que eso les impedían poder admirar al sol. Entonces se lamentaron de la niebla. Sin embargo sabían que nada podrían hacer...que si la niebla no se iba por si sola...ellos, no podrían hacer nada.
Pasaron los días y las nubes seguían tapando el brillo que debía darles el nuevo sol...pero nunca llegaba...algunos enloquecían, otros enfermaban...muchos morían.
Unos pocos valientes decidieron ir a visitar el pueblo vecino para poder conocer el sol. Al llegar lo vieron de lejos y se llenaron de alegría...pero pronto unos hombres los encerraron en una habitación sin ventanas...ellos no podían gozar de su sol, debían esperar al suyo si es que llegaba.
Se sentían solos, impotentes, querían gozar del sol y ni si quiera donde el sol había alumbrado siempre ellos podían disfrutarlo.
A los pocos días volvieron a su pueblo...donde el sol seguía sin salir...y entendieron que el nublado se parecía bastante a esa habitación donde habían estado metidos durante mucho tiempo...Comprendieron entonces que el sol salía en todas partes y que a ellos simplemente se lo habían robado.

2 comentarios:

Daniel Martínez Romero dijo...

Bonita fábula social. Un beso, Alina.

Anónimo dijo...

Maravilloso relato, me ha encantado Alina.
No cambies nunca!

Besitos!
medcam