lunes, 21 de julio de 2014

Aquel día y todos los demás.



Yo he hecho danzar a la luna, creciente, decreciente y mentirosa. Mi necesidad la vuelve grande, pequeña, brillante. Cambiante y bailarina. Llena y nueva. Cada noche cuando salgo con ninguna que siempre es la mejor gala, no logro saber si me siento igual y en comunión o soy  el cordero de un sacrificio. Mi necesidad, la búsqueda de lo puro, de lo elevado…hace bailar a la luna tantas veces que con eso parecía que tenía suficiente.

Hasta aquel día…y lo contaré como pasó:

Un día yo fui la luna, creciente, decreciente y mentirosa. Me convertí en ella y puse mi mejor cara. Desnuda ante todas las estrellas como reina indiscutible del firmamento. Los terrícolas se volvían locos por mí, me admiraban desde abajo…Pero yo…sólo buscaba a selenitas de los que viven en las nubes. Y esos siempre se esconden muy bien. Y sólo vienen de vez en cuando, cuando ellos quieren, sin invocaciones pero con rituales.

Desde entonces sólo quiero volver a ser luna y hacerle bailar desde dentro. Sin invocaciones, como ritual. 


domingo, 13 de julio de 2014

Necesitamos un curandero.



Era 2014 y todo parecía seguir igual. El bochornoso espectáculo de poder, y los niños muriendo, y la gente sometida y todo igual.
¿Cómo iba a preocuparme yo por otra cosa? ¿Por qué cosa? ¿Cómo centrar mis esfuerzos?

Con 15 años me compré un pañuelo palestino, había tenido que investigar sobre el conflicto palestino-israelí para un trabajo. Ahora tengo muchos más, han pasado más de diez años y tengo que seguir lamentando los mismos muertos, esas mismas imágenes de hacinamiento y represión. Siento que nos matan un poco a todos cada día, cada vez que vemos con relativa calma como algunos hombres son lobos para el hombre.
El mundo me rompió el corazón hace tiempo. Tengo que reconocer que a veces me ponen tiritas, bellas tiritas que curan un poco mis heridas. Veo que el mundo muere un poco cada día pero también veo mucha lucha. Tengo unas ganas de llorar terribles, a veces nada parece tener sentido. Pienso en el reducto español y me da miedo, salgo de las fronteras y siento tanta pena que ya no sé dónde esconderme. Un barco en aguas internacionales no es seguro. Tengo que luchar y no sé por dónde empezar. Tengo que curar mi corazón para que mi amor pueda ser remedio, todos debemos hacerlo.

Nos pueden quitar los derechos, la comida, pero no las ganas de luchar, no la libertad, eso no es tangible, no es un objeto más de mercadeo, la libertad y el amor son del hombre, nacemos con ello. Por Palestina, pueblo sometido donde la opulencia y el poder se muestra con bombas. Por los países del sur, huyendo para refugiarse en la guarida del lobo, de África a Europa de España a Alemania… Por todos.


Seamos tiritas, que nuestro amor nos cure y nos de alas. Sólo los que tienen sueños pueden volar como las aves y dejar muy abajo a los lobos devorándose entre ellos. 

lunes, 7 de julio de 2014

Verde



¿Y por qué querían que fuese gris?

Si yo soy verde, 
verde, siniestra y sin remedio.
Como una sandía, 
roja por dentro y refrescante. 

Asustada por la lagartija 
que corre asustada 
por mis pasos, 
camino en verde.

Con mi continuo interrogante
como dos árboles torcidos en aspa
a mitad de camino.

Y me escondo,
camuflada como banco,
de madera y piedra,
entre pinares.

¿Y por qué ser gris cómo las aceras?

Si yo ya soy bosque,
bosque rodeado por carreteras
grises y a rayas blancas,
con tráfico fluído o denso
pero constante.

Siempre presente el cerco
a la reserva,
el ruidoso recuerdo
de lo que quise dejar atrás.

Y no me escondo, 
ahora no,
sólo estoy en mi sitio.
Ya lo advertí...
verde, siniestra y sin remedio.

Nada está escrito...
¡Cuidado con la Bejuquilla!


miércoles, 2 de julio de 2014

Oxibelis Fulgidus en la RAE.


Hay un reptil no venenoso y que nocturno habita en mis zonas húmedas y bajas. Despavesa, sin pulmones, mi cueva cerrada y cenicienta, de cal gris, de ceniza y canto, para encorar mi epidermis con su cuero. La bejuquilla, silvestre o selvática, es serpiente que nace y desemboca, con la indecisión amable de un amante, en ríos y cataratas por las piernas. Su piel fría que te abraza, abrasa los volcanes ya dormidos para llenar la montaña con su magma. Y si te penetra de noche, en madrugada, te devuelve del sueño al inconsciente, a la tierra, a la carne y a la nada.